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Mujer con hirsutismo dejó de depilarse y se aceptó tal cual es

  • Por: María Giacoman
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Dice que se siente más femenina que nunca.

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Para la mayoría de las mujeres, los pelos en la cara no son una opción, y así fue para Rose Geil, de 39 años, desde los 13. Siempre tenía una pinza cerca, se tenía que afeitar todos los días, y su vida giraba en torno a la depilación, pero ahora decidió que no lo haría más, y optó por aceptar su vello facial.

La mujer de Oregon, Estados Unidos, lleva 8 meses sin sacarse ningún pelo, y dice que hoy se siente más sexy y femenina que nunca. “Hacer crecer mi barba me ha hecho más confiada. Me siento linda con mi barba, y nunca antes me había sentido bonita”, reveló en Barcroft Media.

Su lucha comenzó a los 13 años, cuando comenzaron a aparecerle pelos en la cara y el pecho. Ella se levantaba todos los días al amanecer, para remover todo tipo de evidencia. Incluso evitaba pijamadas o dormir en otras casas, para que nadie se enterara de su problema, ya que diariamente tenía que afeitarse.

“Era una paria en el colegio, no encajaba. No usaba la ropa adecuada, ni el maquillaje adecuado. Mis amigos no sabían, lo escondía muy bien. Era muy agotador tratar de esconderlo”, contó. A su familia también se lo ocultó por un tiempo, hasta que se dieron cuenta. “Mi mamá me apoyó y me llevó a ver a un doctor. Me dieron pastillas anticonceptivas y otros medicamentos, pero no fueron realmente efectivos”, explica.

Luego trató con láser, pero eso tampoco fue una solución. Los pelos sólo se iban si los afeitaba o depilaba, y eso la convirtió en esclava de ella misma por mucho tiempo. Sus amigos, familiares e incluso sus parejas la aceptaban, y no les importaba que tuviera pelos, y así Rose se dio cuenta de ella misma era su gran enemiga.

Por eso decidió parar, y aceptarse tal cual es. “Estaba emocionalmente agotada tratando de esconder mi barba todos los días, y sintiendo que fallaba”, explicó sobre su decisión. “Dejar crecer mi barba fue una experiencia increíble. Fue muy difícil, emocionalmente y físicamente al principio, porque era incómodo y me picaba. Tuve que pelear contra el impulso de afeitarme”, explicó.

Desde que tomó la decisión, vive una vida más plena y tranquila. Su familia y amigos la apoyan, y aunque en la calle la gente la mira, nadie la ha hecho sentir despreciada. Incluso hay gente que se acerca a felicitarla. 

 

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