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¿Qué están subiendo realmente los niños a Musical.ly?

Por: Camila Campos
7 de Agosto de 2018
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La aplicación del momento entre menores propone retos que han sido criticados, así como también lipsync de los reggaetones del momento y sus cuestionadas letras. Una psicóloga infantil y la “muser” chilena más importante tienen sus visiones.

“A mí me gustan más grandes, que no me quepa en la boca”, “dame duro y suave, que nadie sabe”, son los reggaetones que suenan a toda hora y que han ocasionado un grueso debate, tanto por sus letras como por el alto atractivo que tienen en menores de edad.

Viral se hizo un video de estudiantes coreando “Mayores” de Becky G en el patio de un colegio y la canción fue censurada en una presentación en España, lo que obligó a la intérprete a cambiar el estribillo. Por otro lado, internet facilita los accesos y con ello aumenta la dualidad entre el contenido que visitan los niños y el control que papás tienen de este.

Musical.ly es la aplicación del momento entre ellos y su política permite usuarios de 13 años en adelante. Sin embargo al ingresar a este mundo de videos cortos se hace muy visible la presencia de niños menores a lo estimado.

El tipo de contenido que ofrece difundir esta red social, que nació en 2014 y que prontamente pasará a llamarse Tik Tok, son extractos de 15 segundos de todas las canciones del momento. Al elegir una de ellas el usuario puede grabar un video de lo que sea, en ese rango de tiempo, y subirlo para verlo él mismo, su grupo de fans o todos quienes tengan un perfil creado.

La gracia de hacer público este material es que todos quienes tengan Muscial.ly pueden llegar a él, darle corazones, comentarlo y almacenarlo. A su vez el número de seguidores puede aumentar, como consecuencia. Los perfiles en Musical.ly pueden ser públicos o privados y la moda entre menores de edad es grabarse a sí mismos haciendo lipsync y gesticulando con sus manos las palabras que van cantando.

Otra tendencia es la de sumarse a los “challenge”, que en español significa retos, lo que ha significado un montón de cuestionamientos sobre todo ahora que se hizo popular el desafío “Kiki Challenge”. Otros que están en la mira son el “Zoom Challenge” y el “Belly Dance”. En el primero la persona debe simular estar conduciendo un auto para luego desaparecer de la escena de forma rápida e inesperada y el último es un llamado a las mujeres a realizar una danza del vientre moderna, luciendo el abdomen y moviendo las caderas con sensualidad.

 

 

A ese contenido tienen acceso los niños, quienes pueden imitar a conocidos “musers”, que son los usuarios de Musical.ly más populares. Como resultado, niñas menores de edad se lucen haciendo su versión del “Belly Dance”, cantando y gesticulando “dame duro, que me gusta, dame sin miedo que a mí no me asusta”. Todas ignoran lo que cantan, todas se suben la polera para mostrar que hacen una correcta danza del vientre, todas buscan ser populares y algunas sugieren el ya clásico “sígueme y te sigo” del mundo virtual. Su inocentes mentes no conocen la exposición, ni el riesgo.

“Existe este imaginario de que fallan los filtros o mediación de los padres en estos casos, lo que no es tan así. Por un lado los niños y niñas, sobre todo niñas, no suelen aceptar gente desconocida, no es muy común. Son algunos casos y ahí es donde hay que apuntar”, asevera la psicóloga infantil Isabel Puga, docente en la Universidad de Santiago y Directora del Colegio de Psicólogos de Chile.

“Siempre ha sido tema social la relación entre mediación de los padres y el contenido infantil. Pasó con la televisión y Dragon Ball Z, después el programa Mekano y el axé. Antes fueron Xuxa y Las Paquitas. La crítica se hizo más fuerte cuando se empezó a notar que había una exacerbación de la sexualidad en los medios, que fue en escalada. Ahora es internet y más que luchar contra la corriente hay que hacernos cargo”, explica.

Para Isabel fundamental son dos puntos: información y prevención. “Cuando le enseñas a un niño que no deje que nadie le toque una parte del cuerpo, así debería suceder con las aplicaciones, las redes sociales y sus riesgos. Este último es el nuevo discurso que los padres deben incluir en la mesa. Debe incorporarse el “no aceptes a desconocidos”, “no subas este baile”, “no te grabes haciendo esto” y no debe quedar ahí, debe haber un control parental posterior y permanente si el niño tiene una cuenta en una de estas redes”, sugiere.

Belly Dance

Ignacia Hernández es la chilena con más seguidores en Musical.ly, exactamente un millón y 400 mil personas. La “muser” nacional más influyente se hizo conocida hace un año, cuando tenía 15 y se sumó al reto del “Belly Dance”, la danza del vientre moderna, que recién había empezado. Así alcanzó la popularidad y hoy miles de niñas la imitan y sus padres pagan “meet & greet” para que sus hijas puedan conocerla. Consciente de que su público es infantil, Ignacia sugiere control parental para estos casos y cuenta que ha sido testigo.

 

 

“He visto mucho que las mamás se crean la cuenta en Musical.ly con sus datos y así la controlan. Hay mamás que se registran aparte para supervisar qué suben y cómo se comportan sus hijas y eso me parece bien. He visto mucho en las juntas y eventos que hago que las niñitas le piden el celular a su mamá para conectarse a Musical.ly porque tienen la cuenta en ese celular y no en el propio. Otras lo tienen en el propio y en el de la mamá y así la mamá controla lo que suben”, afirma dando a conocer métodos de prevención y supervisión de padres frente al fenómeno.

Ignacia mira el lado positivo del uso de Musical.ly en menores de edad, respetando la revisión periódica de padres, y sobre el “Belly Dance” no tiene reparos, siempre que los adultos autoricen y estén informados de lo que su hija graba y sube. “Lo veo como algo bueno porque niñas con algún complejo se sienten seguras de poder hacerlo y con eso me quedo. Porque al final se están queriendo más, se están dando su lugar y aparte desarrollan su personalidad, lo que es súper bueno porque así nadie las va a pasar a llevar”, expresa.

Desde el punto de vista psicológico, una menor de edad que realiza este tipo de baile no tiene algún tipo de problema. “Las niñas a los 8 años quieren bailar, se mueven y algunas tienen una flexibilidad tremenda. Lo que llama la atención es que ahora quieran compartirlo y usualmente lo hacen con sus amiguitas, para eso están las redes. Lo importante es la comunicación, el control de los papás, que el perfil sea privado, que padres sean parte de la aplicación, que esta ofrezca la opción de bajar contenido y conversar si esto sucede, no hacerlo a modo de castigo. Decir ‘¿sabes qué? Esto es no es apropiado, saquémoslo, haz otro’, por ejemplo”, señala Isabel.

 

 

Sígueme y te sigo

Padres que realizan el control parental sugerido por la psicóloga Isabel Puga de forma correcta pueden encontrarse con una respuesta inesperada y contraria por parte de sus hijos. Musical.ly al igual que otras redes sociales permite que sus usuarios tengan seguidores, que se llaman “fans”, y quienes llegan a una cantidad que supera los cien mil pueden transformarse en “muser”. Todo un sueño para una niña menor de 15 años que sigue e imita a Ignacia Hernández o Ignacia Antonia, como se llama en Musical.ly.

“El grupo de pares es muy importante en la sociabilización de un niño y ahora se relaciona a una cantidad tipo de seguidores. Si para un niño es excesivamente importante esto, como padre hay que interpretarlo como una señal de que algo está pasando e indagar mediante el diálogo. ¿Por qué un niño tan pequeño necesita seguidores virtuales?  Hay que explicarle que esto no le sirve para nada. Entre niños debe haber una presión al respecto, pero ahí está el rol de los padres, de explicar que eso no es importante. Debería funcionar el diálogo y si no, significa que el niño tiene una presión muy fuerte al respecto que hay que tratar”, expresa Isabel.

Duro y suave

¿Qué debe hacer un padre o madre que ve arriba el video de su hija interpretando la canción “Duro y Suave”? Con respecto al reggaetón y sus letras subidas de tono, Isabel no cuestiona a aquellos adultos que permiten que sus niñas hagan la coreografía, pero aconseja una conversación.

“Hay muchas canciones de ese tipo, que dan cuenta del acto sexual y si mi hijo se grabó cantando o bailando esa letra habría que preguntarle por qué eligió esa canción y qué cree que significa. Lo importante es conversar y que el perfil del niño en esos casos sea privado. Si al niño le gustan esos ritmos y unirse a todos los retos de moda, y además tiene el permiso de sus padres, tiene que haber una mediación y que estos expliquen las letras de las canciones que canta, para que el niño se forme una opinión al respecto”, asegura.

Ignacia también fue una niña ansiosa por tener redes sociales a una edad temprana y no estuvo ajena del seguimiento de sus padres. “Yo me cree mi cuenta de Instagram como a los 13 y empecé a meterme mucho cuando tenía 15.Ya ha pasado un año de eso, voy a cumplir 17, y siento que era una edad en la que no era ni tan chica, ni tan grande, pero aun así mis papás me seguían para ver qué cosas subía y tuve mi cuenta privada. Me pasó que fotos que no les gustaban las tenía que borrar, es parte de la vida”, reflexiona la influencer.

 

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