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Carga mental: el tormento fantasma que estresa a las mujeres

30 de Septiembre de 2019
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La toma de decisiones del hogar sigue siendo una tarea que asumimos y que, cuando no se tiene ayuda, puede causar una enfermedad nerviosa y conflictos de pareja.

Los hombres cada día colaboran más con los quéhaceres del hogar, pero continúan al debe. No lo decimos nosotras, en España el 63% de las mujeres asume la tarea de planificar el funcionamiento de la casa. Desde los horarios para el aseo, hasta el día del pago de cuentas, la supervisión del orden, cuándo se hacen las compras del supermercado, el menú de la semana y así… En el caso de ellos un 25% cuenta con esta carga ¿No te parece esto un escenario desfavorable para el género?

¿Amas de casa hasta qué punto? ¿existe la equidad en la administración de un hogar? Es cierto que los hombres están muy bien integrados con los qué haceres, pero si no hay iniciativa femenina muchas veces descansan…

¿Qué hacer al respecto? Las mujeres nos estamos enfermando gracias a algo que parece tan mundano que nadie lo habla y a propósito de este artículo ¡manos a la obra!

“Dentro de esta investigación se incluye un experimento en el que se le pide a varias parejas reales que apunten en sus teléfonos móviles todas las tareas de casa que han hecho durante una semana. Aunque el 46% de las parejas creen que comparten estas labores, el resultado es revelador porque los hombres hacen muy pocas anotaciones. Son muchos y muchas los que nunca han oído hablar de este concepto y se sorprenden cuando descubren que sobre ellas recae no solo la mayor parte de las tareas, sino también la labor de estrategia”, expresa la psicólga madrileña Violeta Alcocer.

Un 87% de mujeres se siente responsable de que todo fluya como se debe en el hogar y un 69% de sus parejas reconocieron ayudar en todo, aunque se los tienen que pedir…

El estudio de Procter & Gamble propone: “visualizar el hogar como una empresa en la que hay diferentes departamentos: de ropa, comida, limpieza, educación o decoración. Acto seguido hay que cuestionarse quién dirige y coordina cada uno (aunque luego todos aporten su granito de arena en el ejercicio de las tareas), quién conoce lo que se hace en ellos y quién es más probable que diga cosas como: “He pensado que hay que hacer esto”, “¡Acuérdate de comprar tal o cual cosa!” o «¿Hiciste lo que te pedí?”.

Para esto hay que respetar y dejar de resolver las labores del otro en la cotidianeidad: “deja ahí, yo lo hago” ¿Te suena familiar?

“Una vez que se ha detectado a la persona que soporta más carga mental, el primer paso lo debe dar el que está más cómodo y comprometerse a ser más activo en la parte estructural y organizativa”, agrega Alcocer expresando que se le debe otorgar a esta persona un tiempo de ajuste y error.

 

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