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El difícil camino de las mujeres para ser tomadas en cuenta en los esports

13 de Agosto de 2019
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En un ambiente dominado por hombres, las mujeres que han querido desarrollarse como jugadoras profesionales han sido discriminadas, menospreciadas y hasta acosadas.

Si hay una comunidad que ha estado creciendo a pasos agigantados durante los últimos años es la del esports, o deportes electrónicos. Con el auge del internet, las plataformas digitales y el más fácil acceso a las consolas de videogames, millones de personas en el mundo pueden jugar de manera simultánea y en línea con otros jugadores.

Ha sido tanto el crecimiento y el aumento de seguidores que para muchos dejó de ser un hobby y se convirtió en una profesión gracias a los torneos que han alcanzado gran notoriedad. Incluso, miles de personas asisten a estadios en grandes ciudades sólo para ver a los competidores jugar. Por si fuera poco, la final del Mundial de League of Legends (LOL) 2017 alcanzó 75 millones de espectadores, más que muchos partidos de deportes tradicionales.

Discriminación, menosprecio y acoso

Sin embargo no todo es positivo. La popularidad de los eSports ha logrado que el universo de jugadores se haya expandido a otros grupos que antes no había alcanzado, como mujeres o personas trans.

La llegada de estos nuevos competidores, en un ambiente dominado por hombres, ha sido rechazada por sus jugadores "antiguos", quienes los discriminan y menosprecian por su género o identidad sexual.

Cuando miramos las cifras de uso de videojuegos por género, en España por ejemplo, el 56 por ciento de los jugadores son hombres y el 44 mujeres. Un número más o menos equitativo, pero que cambia totalmente cuando miramos las competencias de esta disciplina. Ahí las mujeres sólo alcanzan un 30 por ciento.

"La participación de las mujeres en los videojuegos es poca, y en gran parte no es culpa de las mujeres. Enfrentar un mundo que te critica constantemente por tu género, te recalca que no deberías estar ahí y que no eres capaz, hace que muchas chicas interesadas se arrepientan y se alejen", dice a AR13 Massy Vilches, creadora chilena de contenido en esports 13.

Los comentarios machistas están a la orden del día y "mandar a la cocina" es lo mínimo que escuchan las jugadoras. Jennifer "Rubi" González, manager de Zombie Unicorns,  un equipo femenino de LOL, cree que los videosjuegos no tienen género y que la discriminación es un problema educacional. "Las chicas de mi generación no recibían videojuegos o tecnologías como regalos, ni estaba bien visto que a una niña le gustara ese tipo de cosas", dijo a Portaltic de Europa Press.

 

 

La discriminación no es sólo a nivel de espacios u oportunidades, sino también a nivel económico. Los premios en dinero para los primeros lugares en torneos femeninos son considerablemente más bajos que masculinos.

El sitio AS.com publicó el 2017 la lista de las cinco mujeres y los cinco hombres que "más dinero han ganado en premios en los esports". Mientras Sacha "Scarlett" Hostyn encabezaba el ranking con 158 mil euros, el jugador Saahil "UNiVeRsE" Arora había ganado 2 millones 400 mil euros, es decir 15 veces más que la competidora femenina. 

En 2019 Hostyn sumaba 197 mil dólares en su carrera, y el jugador hombre con la experiencia más similar a ella había ganado 506 mil dólares. 

En nuestro país la situación no es diferente y, aunque cada vez existen más espacios para las mujeres, el ambiente que comparten con hombres no es grato. "Para las chicas que se interesan en jugar profesional es más difícil, porque se les cierran un montón de puertas sin que puedan demostrar su potencial. En otras áreas profesionales relacionadas quizás es un poquito más fácil porque tu trabajo habla por ti, pero no es fácil", asegura Vilches.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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El feminismo en esports

Si bien los movimientos feministas o  el #MeToo han aportado a que estas situaciones se visualicen, existen ciertos grupos que han expuesto su rechazo al feminismo y sus postulados, por lo que en vez de mejorar el ambiente, ha empeorado en algunos lugares.

Durante una campaña llamada "My Game My Name", de la organización Wonder Women Tech, un grupo de jugadores profesionales hombres cambiaron su alias por uno femenino durante un juego en línea. Mientras jugaban, los otros competidores les decían cosas como "no puede ser una chica, ellas no están capacitadas para jugar tan bien como nosotros" o "no puedes ni ver el mapa mientras friegas".

En este sentido, Vilches cree que "los movimientos han influido positiva y negativamente" y que si bien "para muchos ayudó a crear consciencia de la lucha de las chicas",  para otros "fue una declaración de guerra contra 'las feminazis', creando un ambiente súper hostil".

Los comentarios físicos también son recurrentes en estas plataformas y cuando no hacen referencias a "que deberían estar en la cocina", el tamaño de los senos o la belleza de las jugadoras son el blanco de los mensajes. Incluso, cuestionan sus talentos y mencionan que sólo las ven en los streams por su aspecto físico.

"Casi de forma diaria siempre se pasa una persona por mi streaming a insultarme y a intentar molestar. Algunas veces hasta han intentado sexualizarme", aclara la gamer español Paracetamor al sitio especializado The Gamer y asegura que el anonimato de internet  "los llevan a decir esas cosas que a la cara no me dirían".

Incluso, cuenta que conoce casos en el que el acoso por Twitch, la principal plataforma de streams de videojuegos, ha ido más allá de la pantalla.

¿Qué se puede hacer para mejorar este ambiente hostil?

La communuty manager del equipo All Knights, Massy Vilches, cree que las medidas deberían ser crear consciencia. "Influir de todas las maneras posibles para demostrar que estamos jugando porque nos gusta, porque queremos y porque podemos. Mientras menos hombres sean machistas en la escena de videojuegos, más mujeres van a poder participar sin miedo a ser juzgadas, acosadas y atacadas", agrega.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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En esta línea, la creación de ligas exclusivamente femeninas ha llegado para acércanos a la igualdad de oportunidades sin importar el género o identidad sexual. Si bien la mayoría de los juegos y competencias no tiene en sus bases o condiciones ser de un sexo en específico, el rechazo o acoso que se vive hace que inmediatamente que estas comunidades no logren hacer un espacio dentro.

Es por esto que la creación de equipos de mujeres, o la llegada de chicas a importantes equipos a nivel mundial, como el caso de la uruguaya Careta que se incorporó a Rainbow7, cobra importancia para inspirar a otras personas, sea quien sea, a atreverse a participar de este mundo y que quienes ya juegan dejen sus pensamientos y actitudes negativas atrás.

 

 

 

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