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"Historia de un matrimonio": el monólogo feminista que todas las madres deberíamos escuchar

Por: Constanza Khamis
10 de Diciembre de 2019
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Se puede perdonar a un padre ausente, pero las madres tenemos que ser perfectas.

Aunque Scarlett Johansson se luce y Adam Driver da la mejor actuación de su vida, el personaje interpretado por Laura Dern se roba un buen trozo de la película en Marriage Story, el último trabajo de de Noah Baumbach que se adentra en la historia del fin de un matrimonio, y cómo a medida que avanza el proceso legal lo que partió como una separación amigable se va convirtiendo en una experiencia agresiva para ambas partes y para su hijo, Henry.   

En esta historia aparece Nora Fanshaw, interpretara por Laura Dern. Una abogada implacable, inteligente y sin piedad, que sabe sacar de quicio a sus oponentes, pero que siempre mantiene la calma. Y aunque al principio puede chocar su estilo, y la forma en la que sedujo a Nicole para que la contratara, en el camino vamos entendiendo que lo que representa tiene que ver con el acabado entendimiento que tiene sobre el históricamente disminuido rol de la mujer en la sociedad, y cómo esto se acentúa especialmente en la maternidad.

En un monólogo de menos de un minuto y medio - y mientras Nicole la mira como si fuese el mesías- Nora le explica que no puede ser totalmente honesta en la corte si quiere la custodia de Henry. Ahí deja clarísimo por qué las madres nos sentimos con una responsabilidad mucho mayor que cualquier hombre criando a nuestros hijos, y por qué una mala madre es imperdonable en nuestra sociedad, mientras que un mal padre es casi algo anecdótico.  

 

 

 

“La gente no acepta madres que beben demasiado vino, le gritan a sus hijos, y les dicen estúpido. Lo entiendo, yo lo hago también. Podemos aceptar un papá imperfecto. Enfrentémoslo, la idea de un buen papá fue inventada recién hace 30 años, antes de eso se esperaba que los padres fueran silenciosos y ausentes, poco confiables y egoístas, y todos podemos decir que queremos que sean diferentes, pero en algún nivel básico, los aceptamos. Los amamos por sus imperfecciones, pero la gente absolutamente no acepta esos mismos sentimientos en las madres. No los aceptamos estructuralmente, y no lo aceptamos espiritualmente. Porque la base de nuestro cuento judeocristiano es María, madre de Jesús, y ella es perfecta. Es una virgen que da a luz, apoya incondicionalmente a su hijo y sostiene su cadáver al morir. Y el papá no está ahí, ni siquiera hizo el coito. Dios está en el cielo. Dios es el padre, y Dios no apareció. Así que tú tienes que ser perfecta, y Charlie puede ser un desgraciado y no importa. Siempre serás evaluada con un estándar más alto. Es jodido, pero así es como es”.

Con este discurso articulado, con atisbos de rabia, pero que incluso nos saca algunas risas, Nora logra manifestar cómo nos sentimos muchas madres, y la injusticia cultural que existe a la hora de juzgar las competencias de las personas y sus hijos.

Los padres pueden equivocarse, es hasta tierno a veces, pero una madre no tiene opción; ser perfecta es el único camino que le queda desde el momento en el que decide tener un hijo.

“Como mujer, como actriz, leer este monólogo en particular que Noah escribió para mi personaje fue como la mañana de navidad. Es indignante, porque habla de cómo consideramos a las madres y la maternidad”, dice en una entrevista Laura sobre esta parte del guión, que sacó aplausos espontáneos en varios festivales de cine en los que se presentó la cinta antes de su estreno en Netflix.

Indignante, como dice Dern, porque aunque somos conscientes de esa concepción judeocristiana de la maternidad, seguimos avalandola, y como mujeres, sintiéndonos culpables por no ser para nuestros hijos la Virgen María que nos enseñaron debíamos imitar.  

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